viernes, 2 de marzo de 2012

Larga vida al Rey

Todo aquél que me conozca un poco sabrá de la admiración, muy probablemente rayante en lo obsesivo, que profeso por la figura del Doctor Gregory House. Pero a lo largo de mi vida he tenido varios "ídolos" televisivos que fueron "eclipsados" por la aparición de otros nuevos que, quizá, se adaptaban más a los nuevos intereses o aspiraciones que iba adquiriendo con la edad.

Los primeros que recuerdo son McGyver y Beakman (de "El mundo de Beakman"). Ellos me descubrieron la ciencia como algo cotidiano, interesante y útil, entre otras muchas cosas. Del primero, nunca se me olvidará el primer capítulo, en el que detiene una fuga de ácido sulfúrico con chocolatinas... Del segundo, el experimento explicativo de la energía cinética también perdurará muchísimo tiempo en mi cabeza ya que me salvó en un examen para el que el método "clavada de codos" no me ayudó lo más mínimo.


Tras ellos, la agente Dana Scully (de "Expediente X"), que intentaba refutar todos los mitos y conspiraciones de su paranoico compañero mediante el uso de la ciencia y la razón. Pero claro, si no se creaba cierta ambigüedad en la resolución de los casos, la serie no tenía "gancho". Parecía que a la pobre la tomaban siempre por "el pito del sereno" o incluso en ocasiones, que la "rara" era ella.

Después entró en escena (nunca mejor dicho) Gil Grissom (de "C.S.I. Las Vegas")  con su inexpugnable seriedad y ortodoxia científica radical como herramienta principal para resolver cualquier caso. Y además, al contrario que los anteriores, este personaje se presentaba explícitamente ateo, ya os podéis imaginar... Estuve muchos años dando la lata con su "La gente miente, las pruebas no".


Y tras unos cuantos años, cuando ya creía que había encontrado la horma de mi zapato, de repente apareció de la nada el Muy Excelentísimo Doctor Gregory House; que aportaba, además de todo lo bueno de su antecesor, ese punto de chulería, agresividad y autosuficiencia que a todos nos gustaría ser capaces de emplear con un mínimo de su maestría en determinadas ocasiones, y que tanto le faltaba a la figura del criminalista. Tan radicalmente racional, tan radicalmente ateo, valgan todas las redundancias incluidas en esta última frase.

Y aprendiendo de él (medicina lo que menos) he pasado los último ocho años. Puedo asegurar sin miedo a equivocarme que hay capítulos que he visto más de cincuenta veces. En la época en que estuve desempleado, que no tenía aún a ninguno de mis perricos (sí, "bautizados" todos en relación al Doctor) y que, por tanto, pasaba bastante tiempo encerrado en casa, raro era el día que el DVD no se pasara toda la mañana reproduciendo capítulos de la serie en modo "auto-repeat" para hacerme compañía mientras me buscaba ocupaciones para "pasar el tiempo". Cualquier momento era bueno para ver un capítulo.

Pero ya se sabe que toda historia tiene su final, y ésta no iba a ser menos. Tras toda la rumorología previa, los productores de la serie han emitido un comunicado en el que hacen oficial que esta octava temporada será la última. Pero al contrario que la mayoría, no lo hacen por falta de audiencia. Se marcha "por la puerta grande" batiendo records de audiencia y Records Guiness, por decisión de su protagonista principal, Hugh Laurie, siendo el actor de televisión mejor pagado. Será por que ya no le hace falta al hombre..., sólo espero que le den un final digno, si eso es posible.


Afortunadamente, House nos deja a un "sustituto" que, por lo que hemos podido ver hasta el momento, está totalmente a su altura: Sherlock. Y es lógico que esté a su altura porque, otra paradoja más, además de ser "sustituto", es el personaje en el que está inspirado el "sustituido". Si a eso le unimos la altísima calidad y cuidado en el detalle (como en casi todo lo que hacen) con que la BBC ha producido esta versión tan arriesgada, creo que la pérdida va a resultar menos dolorosa de lo temido.

De todas formas no lo iba a ser, porque en mi casa no habrá día que no se escuche algún "housismo" de boca del genial Doctor. Para eso llevo almacenando como oro en paño todos y cada uno de los capítulos, especiales, entrevistas, tomas falsas... desde el primer día. Una auténtica "frikada" en toda regla.

Sirva como mi personal homenaje y despedida la frase más característica y paradigmática del Gran Doctor Gregory House:

"TODO EL MUNDO MIENTE"